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unlugardondearder

Llámalo X

Llámalo X He estado leyendo mis últimos posts y parece que los escribe un condenado o alguien a quien acaban de descubrir una enfermedad chunga. Una temporada larga en la cárcel por un delito menor, o algo complicado que haría sudar a House. Joder. Supongo que siempre que vuelvo de vacaciones me pasa algo similar. Acostumbras tu cuerpo a un ritmo distinto, consigues espolear tu cabeza lo bastante como para que vuele a otro nivel y consiga ver lo que hay más allá de papeles, títulos y nubes y piense en proyectos y ambiciones que vuelven a tomar algo de lógica. Aquello de pusilánime, lo de eché la vista atrás, .... También es verdad que rehacer el Camino ayuda a pensar. Levántate a las 6 y media de la mañana, lávate con el agua gélida de los albergues lucenses, vaselina en los pies, ritual casi automático de seguridad fetichista, dos pares de calcetines, abrocha las botas. Levanta, no pises las gafas del alemán que duerme a tu lado y que emite curiosos ruidos nocturnos, acomoda tu mochila para que te de la sensación de que pesa un kilo menos y sal por la puerta. La bruma gallega, esa niebla casi perenne, profunda, llena de significado, impregna cada uno de tus pelos. Hace frío. Son las 7 de la mañana y comienza la jornada. Tu único trabajo, tu jornal, caminar. ¿Puedes evitar pensar? No puedes. Ordenas tu vida, cada uno de sus pequeños aparejos, cada insignificante detalle que antes pasó inadvertido. Cada fragmento de un cristal gigante. Cada gota de agua de una ducha, como si no pudieras dar el siguiente paso sin el bosquejo completo. Pero a lo que iba. Vuelves de las vacaciones y aquello por lo que necesitabas un descanso, aquello que provocaba la más profunda desidida mental, la pereza intelectual más absoluta, vuelve a estar sobre el teclado de tu ordenador. Y vuelvo a no llevar la moto al taller, y vuelvo a llegar tarde al trabajo, y vuelvo a echarme la siesta después de comer. ¿Comodidad? Llámalo X.

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