Blogia
unlugardondearder

Promesas

Promesas El sábado pasado fui al cine. Hacía cerca de un mes y pico que no iba, y me había acostumbrado, sano hábito, a ir al menos un par de veces al mes. No sé si me estoy haciendo viejo, si es que el bolsillo aprieta o simplemente que cada vez hay menos cine decente o yo soy más gilipollas y no sé apreciar lo bueno. De todas maneras compruebo que aquello que me decían mis padres hace años era cierto: una vez entras en la rutina de piso-trabajo-pareja, lo que antes era habitual comienza a espaciarse en el tiempo y en las ganas. Veo menos a mis amigos, salgo menos de juerga, voy menos al cine, escribo menos... Supongo que derrochas tu poco aliento vital trabajando para otros en lo que termina por ser una concatenación de acontecimientos que terminan siempre igual. De vez en cuando añades pequeños destellos a tu día a día y por eso estamos vivos, supongo. Para poder llorar, reír, cagarte en la madre de alguien, emborracharte por algún buen motivo cuando la ocasión lo merece, echar de menos a quien no lo merece y a veces, incluso, a quien sí. El caso es que, ya sabéis que siempre me voy por las ramas, estuve viendo Promesas del Este. Me gustan mucho algunas películas de David Cronemberg y la anterior, Una historia de violencia, me pareció sublime a pesar de que el papel de William Hurt (y mira que es William Hurt) no me pega. En esta me pega todo. El ritmo es perfecto, el guión es duro y cortante, la estética es cojonuda y los actores están perfectos. Viggo Mortensen se reinventa cada plano, Casell está cojonudo... En fin, gran película. Os la recomiendo. Además el tema es complejo: la inocencia. Un bebé, su madre muerta y una banda de la mafia rusa que se entremezcla con una enfermera en Londres. Por otra parte, un disco que me ha llamado la atención: Bandini, una banda española, ha publicado The sunny album. No sé, me ha gustado. Y son de aquí de Madrid...

 

1 comentario

laura -

Hola nene. Joe. Pareces deprimido con tu vida actual. Es casi como la crisis de los cuarenta a los 27. Cada cosa tiene su momento y por supuesto, cada momento tiene su cosa...