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unlugardondearder

Empate técnico

Empate técnico

Siempre recuerdo la Navidad con el soniquete de los dichosos (había puesto putos, pero me parece excesivo) niños de San Ildefonso chillando un premio que nunca llega más allá del reintegro y que da el pistoletazo de salida a las fechas del consumo y de la decadencia de la era que nos ha tocado vivir. Yo soy el primer decadente, lo reconozco. Me encanta el rollo este de los regalos. Me encanta darlos y me encanta recibirlos, aunque nunca he tenido del todo claro el motivo por el cual había que hacerlos. Además, el triunfo de un regalo para un niño tiene dos motivos. El primero, que sea caro. El segundo, que sea el que has pedido. Garantía de éxito. Cuando eres canijo nunca tendrás en cuenta si esa tía tuya que siempre te traía unos calcetines del Simago y 1000 pelas estaba en paro o tenía dificultades en la vida. Total, quien te traía el saco era un señor con barba y renos o tres inmigrantes subidos a un camello.

Cuando te conviertes en adulto y las Navidades dejan de ser pedir para intercambiar la cosa va cambiando un poco. Despacio, porque siempre serás más pequeño que el resto de los familiares que ya te regalaban antes, cosas del tiempo. Pero cambiaba. Ahora ya tocaba ir recogiendo pagas durante el año para poder comprar ese detalle pequeñito al alcance de tus posibilidades. También eran tiempos felices. Un poco a lo Qué bello es vivir. Los sentimientos y las intenciones son lo que cuentan.

Luego, siguiendo el simil cinematográfico, las Navidades se convierten en fechas grises de golpe. En Pesadilla antes de Navidad. TE das cuenta de que diciembre es tan propenso a que ocurran calamidades como cualquier otro mes del año. SUpongo que es el precio de crecer y de ser adulto. Ahora, mi diciembre está lleno de noticias. Me quedo sin trabajo definitivamente, firmo mi hipoteca el jueves definitivamente (aunque eso es buena noticia, porque ya tendré piso) y todo el terreno que piso está lo bastante gelatinoso como para crearme inseguridad. Siempre he confiado en que el destino me tiene que tener guardada una sorpresa. Así lo espero.

De momento me quedo con las caras de mis seres queridos cuando abren mis regalos. Ese es el mío. Qué ñoño me he puesto, tiene cojones...

3 comentarios

Ratón Pérez -

Qué razón tienes lugar donde arder, qué bonitas eran los calcetines del simago. Ya no los hacen igual, debe ser la tela... Feliz navidad desde mi madriguera

Frank Einstein -

Y la segunda parte del comentario dice que:
"La Justicia o la Verdad. Y al creer en las grandes mentiras, las podemos hacer reales, igual que hacemos con las pequeñas."
Feliz Navidad, Sergio.

Frank Einstein -

Ayer le oí una cosa al Sr. Pratchett que viene bastante a colación de todo esto. Le preguntaban si creía que era bueno que los niños creyeran en Santa Claus o en el Ratón Pérez. Él contestaba que sí, que era fundamental, que los niños deben creer de pequeños en "pequeñas mentiras" para que de mayores puedan creer en "grandes mentiras", como la Justicia...